Baúl
Los últimos días, he tenido la fortuna de trabajar demasiado. Quizás el trabajo se convirtió en el eje rector de mi vida por unos meses. Tal vez, lo seguirá siendo. Pero hoy tengo la oportunidad de encontrar el descanso. Un descanso que siento merecer, como pocas veces.
Si alguien de ustedes pudiera estar unos minutos en mi cabeza, jamás encontraría una sola idea suelta. Por ejemplo, hoy quisiera aprovechar para hablar la película que vi y me gustó, “The Blind Side”, sin embargo, quisiera también hablar de los que se fueron.
Aquellos que se fueron, los que en algún punto de mi vida fueron casi todo y que ahora son casi nada. O los otros que siempre se van, pero también irremediablemente están. Pero hoy, en realidad, quisiera hablar de las que se van y se les agradecería nunca volver. De las que es latente su regreso, tanto como lo fue su partida. Un detonante en cámara lenta que promete volverse mudo antes del estallido. Con recuerdos en el centro de un espiral acuoso que, apenas tocado, se vuelve difuso. Son todas aquellas ideas que esperan caer en coma y nunca llegar al papel.
Si no vuelven les prometo un sacra sepultura; al lado de los recuerdos de la niñez, entre los peores traumas y las más grandes amarguras. Estén seguras que de ahí, jamás las traeré.
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